Sentir ansiedad es algo natural en todas las etapas de la vida, también en la infancia. Sin embargo, cuando la preocupación, el miedo o la tensión se vuelven constantes y afectan al bienestar del niño, es importante prestar atención. La ansiedad infantil puede manifestarse de muchas maneras, y reconocer sus señales a tiempo es clave para ofrecer el apoyo adecuado.
En este artículo te explico cómo identificar los síntomas de ansiedad en niños y cómo acompañarles desde casa para que aprendan a gestionar sus emociones con seguridad y confianza.
Qué es la ansiedad infantil
La ansiedad infantil es una respuesta emocional normal ante situaciones nuevas o estresantes, como un examen, una mudanza o separarse de los padres. Pero cuando la ansiedad aparece con demasiada frecuencia o intensidad, puede convertirse en un problema que afecta al sueño, al rendimiento escolar o a las relaciones sociales del niño.
A diferencia de los adultos, los niños a menudo no saben expresar con palabras lo que sienten, por lo que la ansiedad puede mostrarse a través de comportamientos, síntomas físicos o cambios de humor.
Causas más comunes de la ansiedad en niños
La ansiedad infantil puede tener múltiples causas. Algunas de las más frecuentes son:
1. Cambios o pérdidas significativas
Mudanzas, separación de los padres, cambio de colegio o la pérdida de un ser querido pueden generar inseguridad y miedo.
2. Exigencia o perfeccionismo
Algunos niños se presionan demasiado por obtener buenos resultados o por agradar a los adultos, lo que provoca preocupación constante por no fallar.
3. Modelos familiares ansiosos
Los niños aprenden observando. Si los adultos gestionan las preocupaciones con angustia o sobreprotección, es más fácil que los pequeños interioricen esos patrones.
4. Factores escolares y sociales
Problemas con compañeros, acoso escolar o dificultades de aprendizaje también pueden generar ansiedad y afectar su autoestima.
5. Factores biológicos o temperamentales
Algunos niños son más sensibles o tienen una predisposición mayor a la ansiedad, especialmente si existen antecedentes familiares.
Señales de alerta: cómo identificar la ansiedad infantil
Reconocer la ansiedad en niños puede ser complicado, ya que no siempre la expresan con palabras. Estas son algunas señales a las que conviene prestar atención:
- Dolores de cabeza, estómago o malestar físico sin causa médica clara.
- Problemas para dormir o pesadillas frecuentes.
- Miedo excesivo a separarse de los padres.
- Irritabilidad, llanto fácil o cambios de humor repentinos.
- Evitación de situaciones cotidianas (ir al colegio, dormir solo, hablar con otros).
- Dificultad para concentrarse o bajo rendimiento escolar.
- Necesidad constante de aprobación o miedo a equivocarse.
- Conductas regresivas (volver a mojar la cama, chuparse el dedo, etc.).
Cuantas más de estas señales observes, más probable es que exista un cuadro de ansiedad infantil que requiera acompañamiento.
Tipos más frecuentes de ansiedad en la infancia
Existen diferentes formas en las que puede manifestarse la ansiedad en niños. Entre las más comunes están:
Ansiedad por separación
Es el miedo intenso a alejarse de los padres o cuidadores, que puede provocar llanto, resistencia a ir al colegio o malestar físico.
Fobia escolar
Aparece cuando el niño siente un rechazo persistente hacia el entorno escolar por miedo a fallar o a no ser aceptado.
Fobias específicas
Temores intensos ante objetos o situaciones concretas (oscuridad, animales, tormentas, médicos, etc.).
Trastorno de ansiedad generalizada
Se caracteriza por una preocupación constante y excesiva por diferentes aspectos de la vida cotidiana, incluso sin motivo aparente.
Trastorno de pánico
Presencia de crisis de ansiedad con síntomas físicos intensos (palpitaciones, mareos, sensación de ahogo) que generan miedo a que vuelva a repetirse.
Cómo acompañar a un niño con ansiedad
El primer paso es comprender que la ansiedad no es un “capricho” ni una actitud negativa, sino una reacción emocional real ante algo que el niño percibe como amenazante. Estas son algunas estrategias útiles para acompañar desde casa:
1. Escucha y valida sus emociones
Evita frases como “no pasa nada” o “no tengas miedo”. En su lugar, valida lo que siente: “entiendo que te dé miedo”, “es normal sentirse nervioso a veces”. Sentirse comprendido reduce la intensidad de la ansiedad.
2. Mantén la calma
Los niños observan cómo reaccionan los adultos. Si el adulto transmite tranquilidad, el menor se sentirá más seguro.
3. Establece rutinas estables
Las rutinas aportan seguridad y previsibilidad, dos factores esenciales para reducir la ansiedad infantil. Horarios regulares para comer, dormir o hacer deberes ayudan a mantener el equilibrio.
4. Enseña técnicas de relajación
La respiración profunda, los juegos de visualización o las actividades artísticas ayudan a los niños a regular su cuerpo y su mente.
5. Refuerza la autonomía
Evita sobreproteger. Anímale a afrontar pequeños retos por sí mismo, valorando el esfuerzo más que el resultado. Cada logro aumenta su confianza.
6. Limita la exposición a pantallas
El exceso de tecnología puede aumentar la activación mental y dificultar el descanso. Establecer horarios y fomentar actividades al aire libre o creativas contribuye a disminuir la ansiedad.
7. Promueve un entorno afectivo y comunicativo
Un ambiente familiar basado en el respeto, la escucha y la empatía es el mejor antídoto contra la ansiedad.
Cuándo acudir a un psicólogo infantil
Si la ansiedad interfiere en la vida diaria del niño, persiste más de unas semanas o afecta a su bienestar emocional, es recomendable consultar a un psicólogo infantil.
Un profesional puede evaluar el caso y ofrecer herramientas específicas para el niño y la familia.
En consulta, el trabajo se centra en identificar los desencadenantes, enseñar técnicas de autorregulación emocional y acompañar al menor a afrontar sus miedos de forma progresiva y segura. Además, se orienta a los padres para que aprendan estrategias de apoyo en casa.
Beneficios de la terapia infanto-juvenil en casos de ansiedad
- Disminución del miedo y la preocupación.
- Mejora de la autoestima y la seguridad personal.
- Desarrollo de habilidades para afrontar retos.
- Mayor conexión emocional entre padres e hijos.
- Prevención de futuros problemas emocionales.
La terapia infanto-juvenil ofrece un espacio seguro donde los niños pueden expresar sus emociones sin juicio, aprender a reconocerlas y transformarlas en fortalezas.
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Trabajo desde un enfoque integrador y sistémico, que tiene en cuenta no solo al menor, sino también su entorno familiar y escolar, para lograr cambios reales y duraderos.
Acompañar con empatía es la clave
La ansiedad infantil puede ser desafiante para toda la familia, pero también es una oportunidad para fortalecer el vínculo y enseñar herramientas emocionales que acompañarán al niño toda su vida.
Si notas que tu hijo o hija muestra síntomas de ansiedad, no estás solo.
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